lunes, 1 de diciembre de 2008



FRASES CÉLEBRES DE MAFALDA

"¿No será acaso que ésta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida?"

"Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo Importante."

"¿Y por qué habiendo mundos más evolucionados yo tenía que nacer en éste?"

"¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?"

"La vida es linda, lo malo es que muchos confunden lindo con fácil."
Táctica y estrategia

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos.
Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.
Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.
Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos.
Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple.
Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.


MARIO BENEDETTI

Los jóvenes de México hoy



Durante la juventud las personas aprendemos a convertirnos en adultos. Ser joven es vivir una etapa de transición fundamental, y en la que conforme a las decisiones que tomamos, definimos el rumbo de nuestras vidas. En las últimas décadas, los jóvenes del mundo hemos pasado por cambios importantes con relación a nuestra concepción sobre la familia, el matrimonio y la sexualidad. Estas transformaciones definen lo que actualmente conocemos como el mundo de los jóvenes; mundo que vivimos de distintas maneras dependiendo de nuestra condición social, cultura, género, identidad étnica, entre otros.

En México los jóvenes entre 15 y 29 años representamos el 27.3% de la población total, es decir, al rededor de 29.1 millones de personas. De los cuales, aproximadamente 15 millones son jóvenes que viven en condiciones de pobreza. Esta situación agrava los principales problemas a los que nos enfrentamos como jóvenes diariamente. Por ejemplo, el abandono escolar.

La población joven en nuestro país tiene un promedio de escolaridad de 9 años, es decir, únicamente primaria (6 años) y secundaria (tres años). Durante el 2005, 11% de los jóvenes no contaba con educación básica, mientras que actualmente un 30.8% no ha logrado concluir la primaria ni la secundaria. A pesar de que se ha ampliado la cobertura de educación a nivel básico, 2.3% de los jóvenes son analfabetos; y a partir de los dieciséis años menos de la mitad de los jóvenes que asisten a la escuela pueden continuar con sus estudios, o incluso, concluirlos. Además de la desigualdad enorme que existe entre las zonas urbanas y rurales; pues los jóvenes entre 15 y 19 años con escasos recursos asisten 40% menos a la escuela que aquellos jóvenes de la misma edad que habitan en ciudades; así como, los jóvenes entre 20 y 24 años de edad en situación de pobreza asiste a la escuela 70% menos que los jóvenes citadinos de su misma edad. La relación pobreza-zona rural sigue siendo una constante en la realidad mexicana. Finalmente, cada año abandonan el país cerca de 225 mil jóvenes de los más preparados, con la esperanza de “conseguir en otros lugares buena educación, servicios de salud adecuados y empleos dignos”.

La situación de precariedad e inestabilidad de los ingresos que perciben los hogares mexicanos, empujan cada vez más a los jóvenes a ayudar en mejorar o en algunos casos, a mantener, la economía familiar. En el 2006, cuatro de cada cinco jóvenes entre 20 y 24 años trabajaban, mientras que menos de la mitad de los jóvenes entre 19 y 20 años lo hacían. Sin embargo, son estos los jóvenes que más sufren abusos en el trabajo; pues tan sólo uno de cada cuatro, durante el mismo periodo, tenía acceso a seguridad social. Del mismo modo, el 37% de los jóvenes, en la mayoría de los casos, menores a veinte años que habitaban en zonas rurales y que trabajaban, recibieron algún tipo de sueldo o paga; ya que en general, se trata de actividades de sobrevivencia realizadas junto con la familia. Actualmente, dos de cada tres empleos juveniles son precarios y poco calificados; 70% de los jóvenes trabajadores no cuentan con un contrato; por lo que muchos de ellos perciben bajos salarios, trabajan más de 8 horas y carecen de servicios de salud.

Por las razones anteriores, es alarmante la cantidad de jóvenes que emigran cada año hacía los Estados Unidos. Entre el año 2000 y el 2005, del total de emigrantes mexicanos 3.8% eran jóvenes, es decir, 1.4 millones de personas. Según estas estimaciones, al año salieron aproximadamente 220 mil jóvenes del país en busca de mejores condiciones de trabajo y/o de vida.

Durante este mismo periodo, por cada mujer joven que murió, principalmente a causa de enfermedades no transmisibles (tumores malignos; trastornos mentales y del sistema nervioso; enfermedades cardiovasculares; enfermedades del sistema genito-urinario); dos jóvenes varones fallecieron: dos de cada tres veces, por accidentes o por suicido. La depresión es un problema juvenil cada vez más frecuente, que cruza a todos los grupos de edad, por ejemplo, un estudio reciente arrojó que siete de cada diez jóvenes admitieron haberse sentido tristes durante el último mes; 6 de cada 10 tuvieron en algún momento ganas de llorar y 5 de cada 10 no han podido dejar de estar tristes.

De esta situación se desprenden muchas de las causas que conducen a una gran cantidad de jóvenes al uso de estupefacientes. Por ejemplo, en lo que va del año, un promedio de 220,000 adolescentes entre 12 y 17 años han consumido alguna droga. Mientras que la edad en la que se comienza con alguna adicción en México se estima a los catorce años.

Otro aspecto muy importante que define la duración de nuestro ser joven es la decisión de formar una familia y de comprometernos en una relación amorosa. Y tal vez son estas opciones las más importantes. Y es que a diferencia del pasado, hoy en día muchos jóvenes en el país postergan la decisión de contraer matrimonio, al mismo tiempo que cada vez son más frecuentes otros tipos de uniones entre parejas. Así mismo, las familias retrasan el momento de procreación; mientras que en promedio se tienen dos hijos por familia. Las inestabilidad del ingreso en los hogares; la menor capacidad de respaldo económico por parte de los padres; así como la formación de hogares a edades más avanzadas, con relación a hace algunos años, muestran como la dinámica de las familias mexicanas esta cambiando. A pesar de que desde los años setenta el incremento de la población ha comenzado a regularse mediante el uso de anticonceptivos y de otros recursos médicos y tecnológicos, el comienzo de la vida sexual sin protección (9 de cada 10), sigue siendo un problema para muchas adolescentes; pues se estima que cada año alrededor de 380 mil resultan embarazadas. De la misma manera, los embarazos en jóvenes menores de veinte años han aumentado en el país un 7.4% más desde1997: fenómeno ocasionado en parte por el inicio de la vida sexual a edades tempranas (en promedio 15 años), y por la falta de información y de responsabilidad en el ejercicio de su sexualidad.

Por otra parte, la violencia en los jóvenes se expresa de distintas maneras. Por ejemplo, en lo que va del año, aproximadamente 220 mil jóvenes de preparatoria han sufrido algún abuso sexual, es decir, el 6% de la matrícula de este nivel educativo. Mientras que en la mitad de los delitos que se cometen en el país existe por lo menos un joven (entre 15 y 29 años) involucrado. Por último, es preocupante el nivel de intolerancia de los jóvenes de preparatoria, pues un poco más de la mitad admitió que no le gustaría tener de compañero en la escuela a: un enfermo de sida (54.4%); un no heterosexual (52.8%); una persona con capacidades diferentes (51.1%); y casi la mitad, a un compañero indígena (47.7%).

La realidad juvenil deja a la intemperie las grandes transformaciones de nuestro tiempo. Entre futuros inciertos y frustrados, la esperanza es un lugar cada vez menos visitado por los jóvenes de hoy. La potencialidad de nuestro ser joven se constriñe ante las carencias y la falta de opciones que nos permitan una vida plena. En cambio, enfilados hacía el éxito individual, los jóvenes aprendemos del resto, a pisarnos los unos a los otros con tal de llegar primero.


Ante este panorama necesitamos reflexionar profundamente entorno a nuestras prioridades ¿Qué retos se desprenden de la realidad de los jóvenes en el mundo? ¿Cómo fortalecer nuestra misión con los jóvenes más pobres?...

¡Pase lo que pase!¡Sea lo que sea!¡Siempre unidos!!

¡Pase lo pase!¡Sea lo que sea!

¡Próxima estación... ESPERANZA!!!